2. El funcionamiento de la máquina de votación

2.1. Instalación de las mesas electorales

El quórum requerido para que la mesa electoral se instale es el de la mayoríaabsoluta de los miembros que la integran. La mesa que no logre el quórum demiembros principales para su instalación y se encuentre presente uno o dos miembrosprincipales o el secretario de la mesa no instalada, uno de estosprocederá a coordinar la incorporación de los miembros suplentes presentes.

En la actividad de instalación de las mesas que transcurre los viernes previos a las jornadas de votación dominicales, todo en relación con las máquinas de votación es local. Ese día no se transmite nada a ninguna parte.

Ese día se revisa que hayan llegado todos los materiales del coloquialmente llamado cotillón electoral, se prende la máquina para corroborar que funcione, se pasa por una serie de diagnósticos, se imprimen una serie de reportes que certifican que la memoria no tiene ningún voto y se apaga. Así queda lista, instalada, para la mañana del domingo.

El reloj interno de la máquina impide que le introduzcan votos antes de las 6:00 a.m. del domingo electoral.

Ese domingo, a primerísima hora, se vuelven a imprimir los reportes de rigor que ratifican que la memoria de la máquina se mantiene en cero votos. Se imprime entonces el acta de inicialización en cero, un papel que deja constancia de que la máquina no tiene votos precargados. También se revisa que la caja de resguardo de comprobantes de voto, antes de ser sellada, esté vacía.

2.2. ¿Cómo es el acto de votación?

El número de votos a emitir depende de cada proceso electoral. Así, se eligen:

-Cargos unipersonales, o cargos ejecutivos de circunscripción nacional (como el presidente de la República), pero también de circunscripción estadal (gobernador de estado) y municipal (alcalde de municipio). En este caso, se eligen con base en la mayoría relativa de votos.

-Cargos legislativos, o de cuerpos deliberantes, que son de ámbito nacional, pero en distintas circunscripciones electorales (como los diputados nominales y por lista a la Asamblea Nacional); y también a cuerpos deliberantes de ámbito estadal (como los legisladores nominales y por lista al Consejo Legislativo Estadal) y de ámbito municipal (como los concejales nominales y por lista al Concejo Municipal).

En estos últimos casos, la elección debe cumplir con el mandato constitucional de la representación proporcional (es decir, basada en listas cerradas con varios candidatos) y la personalización del sufragio (nominal, es decir con nombre y apellido de un candidato), no exenta de polémicas por la tendencia a la sobrerrepresentación de las mayorías producto del diseño que establece la legislación electoral vigente desde 2009. Este es otro asunto en el cual no profundizaremos en esta Aula Electoral.

Ante procesos electorales de escogencia múltiple, en Venezuela distintos actores políticos han promovido el popularmente llamado “voto entubado”, expresado en una opción de “seleccionar todo” que abrevia la escogencia, uno por uno, de distintos candidatos de una misma opción partidista. Aunque debieran hacerse mayores esfuerzos de educación cívica al respecto, también el sistema permite en estos casos un “voto cruzado” o “voto múltiple”, consistente en la escogencia de candidatos postulados por más de una opción electoral. La instrucción aquí consiste en deseleccionar la opción o el nombre de esa tarjeta inicialmente seleccionada por la cual el elector no quiere sufragar del todo, para entonces sí seleccionarlo o marcarlo en la otra tarjeta de su preferencia. El diseño, en la práctica, ha facilitado el “voto entubado” y dificultando cualquier otra opción.

En cualquier caso, para cualquier elección, en la parte inferior de la pantalla aparece el recuadro “Votar”. Una vez se presione, no hay vuelta atrás. Lo que el elector haya hecho antes de presionar este botón definitivo, lo que haya seleccionado o dejado de seleccionar, constituirá su voto. Y así se verá reflejado en el comprobante de voto que la máquina imprime en corto tiempo, y que debe ser depositado en la caja de resguardo.

Ese comprobante es personalísimo por tres razones que enumera el técnico electoral Miguel Cañas:

La primera, que contiene el código del centro y mesa de votación. Pongamos un ejemplo de código de centro; el 130902001.02.

¿Qué significan estos números? 13 (estado Miranda), 09 (municipio Sucre), 02 (parroquia Leoncio Martínez), 001 (se refiere al centro de votación número 1 de esa parroquia, la UE Martínez Centeno) y .02 (la mesa electoral número 2 de ese centro de votación).

La segunda, que ese comprobante contiene el código del nombre del centro de votación y la información de por quién votan los electores.

Y la tercera, que el comprobante contiene abajo un serial de números y letras: es la firma electrónica del voto. Cada voto tiene una firma única y distinta a los demás, sin que haya manera alguna de identificar al elector que lo emitió.

2.3. ¿Qué pasa dentro de la máquina cuando un voto es emitido?

Durante el transcurso de la jornada electoral la máquina no cuenta votos, solo los almacena. Solo cuando se cierra, la máquina cuenta los votos. Ese proceso se llama escrutinio. Entonces, cada máquina hace el escrutinio y genera el acta de escrutinio, la misma que se conoce coloquialmente como “el chorizo”. Cada máquina hace su proceso de manera individual y autónoma, ninguna máquina se comunica con otra.

Ese reporte que imprime la máquina y que llamamos acta de escrutinio indica cuántos votos obtuvo cada candidato, pero nunca dirá ningún orden el cual se lograron esos votos a lo largo del día, ni mucho menos los asociará con números de cédula ni con nombres de electores. Es imposible saber por quién votó cada uno, ni en qué orden, ni a qué hora.

Los técnicos consultados para esta Aula Electoral explicaron que dentro de la memoria de la máquina existen dos bases de datos separadas:

La primera: una base de datos de los votos emitidos, que desordena aleatoriamente la secuencialidad de los votos en la medida en que los electores van sufragando.

Robinson Rivas lo ejemplifica así: “Hagamos de cuenta que cada voto es una baraja. Cuando llega otra baraja, se revuelven todas, se desordenan”.

Miguel Cañas lo ilustra de esta otra manera: “Cada voto se almacena en una memoria en una posición aleatoria. El sistema genera un número aleatorio y dice algo como: de los 1.000 posibles votos de esta máquina, a pesar de que este elector llegó de primero en el día, ponga este voto en la posición 599. Cuando llega otra persona, el segundo, y vota, el sistema pone ese voto en la posición 100… y así se van almacenando los votos en la memoria de votos”.

Y la segunda: una base de datos de los números de cédula y la(s) huella(s) dactilar(es) de las personas que ya votaron, así como el resultado de la comparación (si dio coincidencia o “match”, si dio no coincidencia o “no match”…).

Este otro orden también es aleatorio. Estos datos igualmente se desordenan cada vez que alguien ejerce su derecho al sufragio.

El software garantiza que la cantidad de votos emitidos equivale a la cantidad de personas que sufragó. Supongamos que, increíblemente, alguien accede a esas bases de datos, y supongamos que más increíblemente aún desencriptó la información del archivo de votantes (de la encriptación hablaremos más adelante): nunca podría saber quién votó por quién. Esto garantiza, técnicamente hablando, el secreto del voto.

Otro factor hipotético, pero de tipo humano y ya no técnico, sería que un tercero se pose indebidamente detrás del parabán junto al elector y observe su acto de votación. Para impedirlo y hacer cumplir la ley están los miembros de mesa y los testigos de los partidos políticos. Nadie, excepto nosotros mismos, debería mirar por quién estamos votando.

Por último, si una persona que ya votó quisiera volver a votar en esa mesa con otro número de cédula, la máquina no lo dejará. ¿Por qué? Porque en su memoria la máquina contiene una tercera lista, únicamente con las huellas leídas, hayan hecho coincidencia o no, que constantemente compara la nueva huella del elector que está llegando con las de todos quienes ya pasaron durante el día por allí.

2.4. Conectividad de la máquina

Durante el transcurso de la jornada electoral, la máquina de votación no está conectada a ningún sistema de transmisión. A lo largo de ese día, la máquina no transmite información alguna a ninguna otra parte. Una vez que empieza el acto de votación, automáticamente se deshabilitan las opciones de transmisión de la máquina. No puede transmitir ni por internet, ni por bluetooth, ni por cable, ni por módem, ni por celular… de ninguna forma.

Lo anterior es una certeza técnica en la cual, con ese énfasis, coinciden los distintos técnicos electorales que han ejercido como auditores y como representantes de organizaciones con fines políticos no solo del oficialismo, sino también de la oposición. Así lo han verificado unos y otros por igual.

La legislación electoral establece que las mesas electorales funcionarán desde las 6:00 a.m. hasta las 6:00 p.m. del mismo día, y que permanecerán abiertas mientras haya electores en espera por sufragar. Concluido el acto de votación, una vez que el presidente de mesa anuncia en voz alta su finalización, ahí es cuando empiezan los actos de escrutinio y de totalización.

La máquina tiene su reloj, y nadie en la mesa electoral lo puede cambiar. La máquina sabe qué día es y qué hora es. Y está programada para que estos actos de escrutinio y de totalización se puedan celebrar únicamente después de las 6:00 p.m. del domingo electoral, y no antes.

“El software no permite activar el botón de cierre de la mesa antes de las 6:00 p.m. del domingo electoral”, certifica Cañas.

Es únicamente durante la celebración de estos actos de escrutinio y totalización cuando, ahora sí, los votos que están guardados en la base de datos interna del computador se suman, se imprime el acta de escrutinio y, solo después de ese momento, es cuando la máquina permite transmitir.

“Hay garantías que nos indican que la máquina solo puede transmitir hacia el CNE, y que en el CNE solo se puede recibir información de las máquinas que están autorizadas. Ninguna máquina puede transmitir hacia ninguna otra parte que no sea hacia el CNE y, a su vez, el CNE no puede recibir información de ninguna máquina que no esté registrada en su base de datos”, asegura Rivas.

Y ¿cómo saben los técnicos que las máquinas que están registradas en el CNE son únicamente las máquinas que están autorizadas? Porque el software que confiere esas garantías es auditado previamente por los expertos electorales de los distintos partidos políticos participantes del proceso y porque también existen técnicas que ofrecen garantía suficiente de que ese software no ha podido ser modificado ni alterado de ninguna forma en el camino. De esas técnicas hablaremos en otra parte de esta clase.

Entonces, el software de la máquina solo puede contar los votos emitidos. No puede alterarlos. Tampoco puede llegar nadie con un pendrive o un dispositivo de wifi a cambiarlos. Una vez que la máquina totaliza y transmite los votos, no se puede hacer nada más.

Y si esto es así, ¿por qué durante la jornada electoral grupos políticos adelantan extraoficialmente cifras de participación y de preferencias? Descartando la desinformación y las típicas cadenas falsas de WhatsApp que involucran este punto, los partidos y coaliciones suelen desplegar equipos humanos que van contando cuántas personas han pasado a votar y que a las afueras de los centros de votación hacen encuestas a boca de urna para pulsar preferencias. De allí salen cifras extraoficiales de participación y de preferencias de voto.

1.

La tecnología electoral venezolana

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3.

Las huellas dactilares en el proceso de votación

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