7. La cadena de confianza del sistema de votación

Las revisiones practicadas por los técnicos de los partidos políticos y las organizaciones de observación electoral en las diversas auditorías al sistema automatizado de votación venezolano, les permiten tener certezas de que:

  • El software es robusto.
  • Mantiene el secreto del voto.
  • Escruta correctamente los votos.
  • Respeta la decisión de voto o refleja la voluntad del elector.
  • Impide alterar los votos dentro de la máquina.
  • Transmite los votos de manera segura en poco tiempo.
  • Impide agregar y extraer información de la máquina antes de la transmisión.
  • Es auditable en todas sus fases.
  • Hace cumplir el precepto de un número de cédula, un voto.
  • La auditoría de verificación ciudadana (al cierre de la jornada de votación) contrasta en caliente la información de las actas de escrutinio con el conteo de las papeletas o comprobantes impresos del voto.
  • El acta que genera la máquina al final del proceso se corresponde con el conteo de las papeletas (la traza de papel) y ambas, a su vez, se corresponden con lo publicado en esa mesa en el sitio web del CNE (con las dos únicas excepciones ya descritas de Bolívar 2017 y Constituyente 2017).
  • Desde 2021 se agregó un nuevo elemento de trazabilidad: el acta de escrutinio ahora imprime un código QR y, al escanearlo, los representantes de los partidos políticos pueden hacer de manera más confiable sus conteos rápidos independientes.

Del mismo modo, el CNE explica en su sitio web las siete instancias de verificación de votos con las que cuenta el sistema automatizado de votación venezolano, a saber:

  • El voto físico, el cual es impreso en papel especial, con marcas de agua y tinta de seguridad, e identificado a través de un código no secuencial, que resguarda el secreto del voto.
  • La memoria fija (interna) de cada máquina.
  • La memoria removible (externa) de cada máquina.
  • El acta de escrutinio de la mesa de votación.
  • El voto electrónico transmitido a los centros de totalización.
  • El acta electrónica transmitida a los centros de totalización.
  • El acta impresa de totalización.

Luego de leer esto, cabe la pregunta: ¿Todo lo anterior hace que concluyamos, automáticamente, que los procesos electorales en Venezuela son totalmente auténticos y transparentes?

Los procesos electorales son mucho más que sus sistemas automatizados de votación. El sistema automatizado de votación funciona de manera correcta, es confiable, no altera la voluntad del elector. Y, si alguien intenta pervertir la voluntad del elector, el sistema arroja las alertas y no permite continuar.

Pero nuestro problema estructural en términos de integridad electoral radica, no tanto en lo técnico, sino en lo político: en el uso de recursos y bienes del patrimonio público con fines electorales, en el uso de bases de datos político-partidistas como el Sistema Patria con fines electorales, en el ventajismo de Estado, en la inequidad de acceso a los medios de comunicación de los candidatos distintos a la coalición oficialista, en la falta de separación de poderes públicos, en la injerencia de otros poderes públicos del Estado sobre el Poder Electoral, en la falta de fechas de elecciones y cronogramas electorales con suficiente antelación, en inhabilitaciones administrativas al margen de la Constitución bajo aparente motivación partidista y en un lamentablemente largo etcétera de irregularidades que suelen desvanecer el carácter competitivo de nuestras elecciones.

¿Afecta, entonces, este problema político de las elecciones sobre este componente técnico que, en líneas generales, tiende a funcionar bien? Sí. Parte del electorado termina creyendo narrativas casi siempre infundadas sobre supuestas manipulaciones de los votos en las máquinas, aunque no sea así. Y, al final del día, lo que se mina es la confianza sobre la cual se sostiene todo sistema electoral, afectando así la calidad de la democracia.

Necesitamos electores que hagan esfuerzos por estar mejor informados sobre su sistema de votación, con base en fuentes verificadas, plurales y confiables. Necesitamos actores políticos que contribuyan a rebajar la desinformación electoral, que aporten a los electores retratos más realistas de nuestro sistema de votación. Y necesitamos, sobre todo, un Poder Electoral que cumpla sus responsabilidades legales de transparencia en sus actos y procesos. Venezuela está urgida de campañas de educación cívica y electoral que nos cuenten más de nuestro sistema de votación y de la garantía del secreto del voto. La opacidad y el silencio oficial solo contribuyen a alimentar la confusión sembrada.

El sistema siempre será eso, un conjunto de reglas o principios racionalmente enlazados entre sí para hacer viable el derecho al sufragio. La ejecución, la vigilancia, la contraloría del sistema siempre recaerá sobre los electores y su ejercicio de la participación ciudadana para conducir, como debe ser, el rumbo de las votaciones.

6.

Los lunares del sistema

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8.

Prueba rápida

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