3. Estrategias sobre el terreno

Técnicas de difusión

Sofía quiso seguir en Instagram a Henrique Capriles, pero el usuario que le apareció ponía un 11 después del nombre. Notó cosas en las publicaciones que no encajaban, pero igual dudaba por la cantidad de comentarios, algunos de conocidos suyos, que parecían convencidos de escribirle cosas al político venezolano. Un buen día descubrió que seguía una cuenta falsa.

Ilustración del OEV

Se reinventan, se superponen o se entrelazan. Son diversas las estrategias y las técnicas de difusión de desinformación y contenido engañoso en el espacio público electoral. En el manual “Elecciones en tiempos digitales: una guía para profesionales electorales” (UNESCO, 2022) podemos encontrar explicación de cómo operan algunas de ellas:

-El comportamiento inauténtico coordinado ocurre cuando actores se conjugan para engañar a los electores con respecto a quiénes son y qué están haciendo, como por ejemplo el uso de perfiles falsos, usuarios anónimos, trolls (persona con un usuario por lo general anónimo que acosa, perturba o ataca de manera sistemática a otros en línea) y bots. Esto se hace para intentar silenciar ciertas opiniones o favoritismos de acuerdo a las motivaciones de estos instigadores, y así influir en la toma de decisiones.

-Las operaciones de información implican recoger información estratégica y difundir propaganda para intentar obtener ventajas competitivas, mientras que las campañas de influencia intentan lograr los resultados electorales deseados.

La amplificación digital de la desinformación se puede expresar a través del microtargeting, de bots o de cuentas falsas que comparten y promueven ciertos contenidos, con el objetivo de hacerlos virales.

Cuando hablamos de microtargeting hablamos de una reciente forma de publicidad política que monitorea el comportamiento de las personas en línea y emplea esa información recabada para enseñarles a los usuarios anuncios o propaganda política que es direccionada de manera personalizada.

-El clickbait (ya los habíamos presentado) es un material de marketing, publicidad o información que genera interés y, por tanto, compromiso, a través de un titular sensacionalista que atrae los clics.

-El astroturfing es otro método de manipulación en línea, que se ha definido como una “actividad organizada que pretende crear una falsa impresión de un movimiento de base generalizado, surgido espontáneamente, en apoyo o en oposición a algo (como una política), pero que en realidad está iniciado y controlado por un grupo u organización oculta”.

Los actores estatales han utilizado campañas de astroturfing que despliegan fábricas de trolls, granjas de clics (empresas que emplean a un grupo de personas para que hagan clic en determinados contenidos, creen perfiles y publicaciones falsas con el fin de promover determinadas narrativas) y cuentas automatizadas en las redes sociales.

-Las narrativas falsas o engañosas se hacen pasar por noticias y aparentan ser contenidos reales, pero en el fondo pretenden confundir, engañar o desestabilizar a un segmento del electorado que se busca atacar. Echan mano de diversas estrategias de la propaganda moderna y/o también de teorías clásicas de conspiración.

En el Observatorio Venezolano de Fake News (OVFN) han compartido pistas comunes para aprender a identificar estas narrativas: no acreditan la información a ninguna fuente o se la achacan a fuentes creíbles que nunca han pronunciado eso; carece de fecha exacta; invita explícitamente a su divulgación, con frases como “esta cadena sí vale la pena pasarla” o “así como me llegó, así lo comparto”.

-Avanzada la era del “homo-videns” que describió Giovanni Sartori, mucha de la información que circula se presenta en formato visual. El contenido visual engañoso -fotos, videos, memes- no solo se comparte muy fácilmente, sino que son más favorecidos por los algoritmos en relación con los textos. La capacidad de síntesis de la imagen conlleva a emociones más directas.

María Fernanda Madriz, investigadora y docente en el Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), nos explica para el Aula Electoral OEV cómo opera en Venezuela especialmente la dinámica de Twitter, red social por excelencia para la comunicación pública política. De la pajarera azul derivan varias modalidades como cyborgs, trolls y bots.

Video del OEV

En el contexto electoral de 2021 en Venezuela, la organización ProBox, un observatorio digital que analiza la conversación a partir de tendencias en Twitter, reseñó en su informe anual que el oficialismo dominó la conversación electoral con 59 tendencias que generaron el 92,2 % de los mensajes. “Nuestro análisis revela que en promedio 66,85 % del contenido en las tendencias del Ministerio de Comunicación e Información fue inorgánico (generado por posibles cuentas falsas o automatizadas)”, concluyeron en otro reporte.

En general, dentro de los ciclos electorales los principales objetivos de las campañas de desinformación suelen ser los órganos electorales y las distintas partes interesadas del ámbito electoral como electores, medios de comunicación, partidos políticos o candidatos, y de manera especial las mujeres candidatas. Esta última se emplea con frecuencia para avergonzar o disuadir a las mujeres de participar en la política o incluso de ir a votar.

Convertir a grupos vulnerables en el foco de la desinformación puede resultar una nociva práctica que eleve la intolerancia y la polarización, alecciona el citado manual de la UNESCO.

Ilustración del OEV

Si el terreno de juego electoral está desnivelado, esto es, si la competencia entre los actores es desigual porque unos derrochan recursos privados y públicos y otros están limitados en cuanto al acceso a medios masivos de información y comunicación, los de menos recursos económicos no solo tendrán menos capacidades y más vulnerabilidad, sino que en general la elección estará marcada por una desigualdad estructural en el acceso y disfrute del derecho a la participación política.

A razón de lo anterior existen iniciativas importantes en diversas partes del mundo que establecen criterios y regulaciones para que los procesos digitales no minen la democracia.

“Las revoluciones políticas más importantes se están produciendo en los laboratorios y las empresas tecnológicas. Allí se está decidiendo si el futuro va a estar en nuestras manos y de qué modo”, escribió el filósofo y ensayista español Daniel Innerarity.

2.

¿La culpa es del algoritmo?

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4.

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